Siguiendo con mi viaje por la ciudad me he encontrado un lugar que se repite hasta la saciedad: el Bar.

Al principio, me resultaba chocante ver tantos llenos de personas bebiendo y comiendo. Me preguntaba ¿acaso no tienen casa para comer y beber, porqué lo hacen ahí? Me fui enterando que es parte de su cultura humana. Allí se reúnen para…hacer lo mismo que en sus casas pero pagando más caro y hablando con desconocidos, amontonados, de pie…pero ha mejorado mucho porque hace poco además volvías a casa con una peste en la ropa y con los ojos atormentados por el humo del tabaco.

Era como estar en Londres, envuelto en la niebla pero apestando y sufriendo por el escozor. En estos momentos me siento muy extra-terrestre porque no entiendo este tipo de hábito ni donde está la gracia. Les miro, les observo para ver si se me pega algo y acabo disfrutando como ellos, pero aún no he descubierto “el misterio del disfrute en el bar”.

He ido a diferentes horas, en diferentes barrios en busca de los secretos que me desvelen todo eso que no veo…nada de nada.

Hay noches en las que se amontonan especialmente: cuando hay fútbol. Si, ese juego en el que corren y corren 22 tipos detrás de un balón durante 90 minutos. Ya os lo he contado. Pues cuando hay partido el bar se hace pequeño, se ponen de alcohol hasta arriba, comen, gritan, se insultan, se abrazan…¿qué tendrán esas bebidas para que se pongan así?

Ni lo he intentado. Si bien estoy aquí para experimentar y probar de todo un poco, ese estado escapa a mi entendimiento, no me parece divertido. ¿porqué no lo hacen en el comedor de su casa? ¿Para qué se compran televisión, sofás, mesas, neveras, si luego utilizan las que hay fuera? ¡Siempre buscan fuera!

Hay bares de todo tipo. En esto no escatiman en creatividad. Hay unos especializados en jóvenes que ingieren cantidades astronómicas de alcohol en unos vasos enormes. Al principio pensaba que era para compartir generosamente con sus amigos. Qué va, cada uno se pilla una litrona o un cubo que no cabe en sus manos. Y se lo beben…y vuelven a beber otro…claro luego se ponen malísimos, pero no les importa. Pasa una semana y vuelven a repetir.

¿Cómo es esto? ¿Ya vienen rayados de serie o es efecto de lo que beben y fuman?

Una vez me ofrecieron un extraño cigarro como espachurrado, más fino de lo normal. Me dijeron, dale unas caladas que es María. Aluciné: ¿María? ¿Qué María? ¿Nuestra Señora de Fátima, de Lourdes?

Me pareció muy raro que un cigarro se llamara María, como mi madre. ¿Qué similitud habría entre ellas? A la tercera calada me empecé a poner malísimo e invoqué a todas las Marías que conocía para que me echaran una mano. ¿vendría de ahí su nombre?

Pensé que me moría: no sentía las piernas, no podía ni caminar y menos aún cerrar los ojos porque me daba la impresión de que jamás volvería a abrirlos. Dios mío qué colocón y qué susto! Toda mi corta vida humana pasó por delante de mis ojos.

Cuando volví a recuperar la cordura me dijeron que era una hierba llamada Marihuana. Poco me aclaraba esta explicación. ¿Y qué, porqué se me había ido la olla? ¿No estaría caducada esa hierba? Quise ver el envase con la fecha de caducidad para salir de dudas, pero se rieron de mi.

Al final me enteré que además de servir para quitar dolores, como buena planta medicinal, también servía para “colocarte” y tener experiencias “alucinantes”.  ¿Y esto te lo ofrece un amigo?¿podeis imaginar cómo son los enemigos?

Queridos Arcángeles, Maestros y Avatares ni lo probéis…¡se os pueden chamuscar las alas y es adictivo! ¿Cómo algo que te deja como un estropajo y sin sentido puede ser adictivo? ¿Dónde está la gracia?

Desde entonces cuando alguien me invita a tomar algo raro, desconfío.

También hay unos bares mucho más grandes que llaman “salones para celebraciones”. Cuando se casan o hacen la primera comunión se reúnen en lugares como estos para pasarlo bien comiendo, bebiendo, bailando.

Pregunté el porqué, para aprender de sus costumbres y me quedé a cuadros. Piden préstamos para dar de comer a 200 personas o más, se endeudan, una vez más por  unirse en matrimonio. ¿porqué no se van al parque con un bocadillo o una ensaladilla rusa, con su música y  bailan al aire libre?

Cualquier acto social es motivo de ruina y endeudamiento. Si no lo hacen, el sistema les ha inculcado que son malos padres, malos hombres, malos hijos…

Y los invitados también tienen que pedir préstamos: para el super traje de última moda, el regalo o el sobre lleno de billetes para pagar el cubierto. ¿Porqué se empeñan en invitarte en un lugar donde cada cubierto vale más de 100,00 euros? ¿Qué tal unos sandwichs o una ensalada del chino. ¿Hay que dejarse la fortuna para decirle a alguien que le amas?

Yo no quiero que me inviten a esos acontecimientos, es una desgracia para el bolsillo y tu economía.

Cuando le dije a mis padres humanos que si me casaba lo haríamos en el campo con unas tortillas españolas, unos pimientos y unas ensaladas, vestidos con nuestra ropa campera, nuestro MP3 y buenos altavoces, las mantas o sillas plegables Y SIN REGALOS, me miraron con una cara tan rara, como  si hubieran visto un fantasma. Además, sin apegos ni necesidades de invitar a toda la familia para quedar bien, sino de verdad con amigos o familiares del alma, con los que te sientes  a gusto.

Cada vez que no quiero colaborar con el enriquecimiento del sistema no lo entienden. Tengo ideas raras: no quiero posesiones, no quiero endeudarme, no quiero engancharme con tantos contratos…si eso es ser raro, lo soy y encantado (y hay ya muchos como yo, yupiiiiiiii)…eso me hace feliz…amo a mis padres porque son el mejor regalo que podía tocarme. A diferencia de muchas personas que saben que elegimos los padres antes de nacer, puedo decir que tuve muy buen ojo, acerté.

Hasta pronto hermanos!

Harxhelish

Miércoles 27 de Noviembre, 2013